Un interiorismo sobrio apoyado fundamentalmente en el blanco y negro
Este proyecto consiste en la intervención integral en un piso tradicional situado en un edificio del centro de Burgos, con doble acceso y un largo pasillo.
El programa de necesidades ha permitido a Ruaya desarrollar una distribución muy dinámica y abierta, con espacios comunicados si se desea y con zonas más privadas.
El resultado es un interiorismo sobrio apoyado fundamentalmente en el blanco y negro, con algún toque en rojo.
Se apostó por el uso de materiales naturales como la madera de nogal para el pavimento, que contrasta con la solución de la divisoria principal, una pared de vidrio, que es el eje que marca y organiza toda la distribución y circulación de la vivienda.
Esta divisoria, ejecutada en vidrio de seguridad revestido con un vinilo, es el elemento más innovador y destacable de la vivienda.
El motivo del vinilo es una ilustración elaborada expresamente para los clientes y responde a la necesidad de crear algo muy personal relacionado con sus ilusiones y sus sueños y que cubriera sus expectativas de originalidad.